15 al 21 de agosto.
La idea inicial contempla pasar unos días en el valle de Zermatt o Saas Fee aclimatando para luego intentar el Dom de Mischabel y si queda tiempo trasladarnos a Chamonix para intentar el Mont Blanc. Como siempre en la montaña, los planes preconcebidos suelen saltar por los aires y esta vez no fue la excepción. Tres días seguidos de pertinaz lluvia en los valles y nieve en altura nos mantienen "atrapados" en Randa y Zermatt. Nos dedicamos a andar por los alrededores de Zermatt sin pasar de 3.000 metros, ya que a partir de esta altura la visibilidad es nula y 40 centímetros de nieve fresca dan mucha pereza…
Disfrutamos de magníficos bosques mixtos de abetos y alerces empapados de humedad.Por fin el tiempo mejora: el panorama es espectacular, ¡al final era verdad que se veía el Matterhorn! Necesitamos aclimatar así que ascendemos el Breithorn (¡sin utilizar teleféricos!), pasando noche en el refugio Theodulo en la vertiente italiana. Madrugamos para evitar en la medida de lo posible a las numerosas personas que ascienden esta montaña los días de buen tiempo desde el teleférico Klein-Matterhorn. La jugada nos sale bien, subimos los primeros y disfrutamos de una cima solitaria. Tan sólo un pequeño inconveniente: Eolo también madruga y nos azota hasta el punto de que la arista cimera la pasamos a cuatro patas y renunciamos a la cima Oeste.
Sólo nos quedan dos días y la ascensión al Dom se encuentra todavía muy cargada de nieve así que la decisión está tomada: viaje relámpago a Chamonix y Mont Blanc por Gouter. Esta vez con una meteo insuperable. Durante toda la ascensión se me agolpan los recuerdos de cuando estuve hace más de diez años con Sergio y Unai. En esta ocasión me acompaña Laura que con su entusiasmo y energía contagia a todo el que le rodea. Disfrutamos de la cima y descendemos a Chamonix a celebrarlo. Ha sido una semana intensa, rodeados de montañas magníficas.
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