Alta Valtellina: Pizzo Paradisino (3.303 m) & Monte Cevedale (3.769 m)

Del 24 de junio al 2 de julio

Aprovechando que las Skyrunner World Series hacen parada en Livigno, disfrutamos de una semana de montaña en este bello rincón de los alpes italianos. Livigno es una localidad de la provincia de Sondrio en la región de Lombardia. Es conocida, junto con Santa Caterina Valfurva, por sus magníficas instalaciones para la práctica de deportes de invierno. Toda la zona está dentro de la denominada Alta Valtellina, que comprende el alto valle del río Adda hasta su desembocadura en el lago di Como. Alberga ciudades como Sondrio, Bormio, Aprica o Tirano.

El Pizzo Paradisino (3.303 m) es la montaña más alta de la zona de Livigno, lo cual constituye una magnífica razón para acercarnos a ella. Se asciende desde las inmediaciones de un lugar denominado Alpe Vago en la carretera que asciende desde Livigno hacia el Paso di Forcola en la frontera con Suiza. En el fondo del valle hay una quesería y desde allí se recorre el Val Nera y posteriormente el Val di Campo hasta entrar el la cuenca glaciar del pico. Una vez allí la perspectiva y la orientación nos hicieron decantarnos por un pico de 3.250 m +/- por una bonita arista de roca bastante descompuesta. Nada más alcanzar la cima nos dimos cuenta de que el pico que buscábamos quedaba en frente. ¡Habrá que volver! Resulto una jornada muy bella en la que no vimos a ningún humano y en la en cambio disfrutamos de la compañía de un corzo, marmotas, íbices alpinos y una perdíz nival. ¡Magnífico!

Unos días después nos acercamos a la localidad de Santa Caterina Valfurva desde donde en unos pocos kilómetros por carretera se alcanza el refugio Forni (2.242 m) a los pies del macizo Ortles-Cevedale. Al día siguiente en una larga jornada recorrimos el Val di Cedec pasando por el refugio Pizzini primero, posteriormente por el refugio Casati y desde allí por glaciar alcanzamos la cima del Monte Cevedale (3.769 m), una cumbre preciosa que tuvimos la suerte de encontrar con la arista final sin huella. Descendemos hasta Forni y disfrutamos de la hospitalidad de su guarda hasta el último momento, ¡gracias!

Dos sencillas actividades que nos dejaron un gran sabor de boca y nos sirvieron para intuir al gran potencial de toda la zona para el esquí de montaña, ¡habrá que volver en primavera!