Arnousse

 6 de enero con Laura, David, Xabi y su compi.

El pasado 6 de enero fue de esos días de la temporada que costará olvidar. Después de largas jornadas de anticiclón y nieve transformada, por fin un frente ha descargado nieve fría y seca en la vertiente norte de los pirineos occidentales.

Tras chequear las condiciones con Xabi el día anterior, eskerrik asko!, fuimos a probar suerte a Astún. El día es frío y luminoso. Precioso. Salimos por la ruta habitual del pico de los Monjes y al llegar al ibón de Escalar tomamos dirección NO hacia el visible Paso de Audas. Una vez allí el panorama cambia por completo. Nieve fría y sombría hacia el norte que invita ser esquiada. En el mismo collado coincidimos con Xabi y su compi con los que compartiremos el resto del recorrido, fue una gozada. Con las debidas precauciones iniciamos el descenso y pronto nos damos cuenta de que va a ser un día especial. Nieve polvo fría y seca. En cada parada de reagrupación nuestros rostros nos delatan. Cerca del collado aparece a veces la capa inferior dura pero conforme vamos bajando cada vez hay mas nieve reciente. Mas de lo que imaginábamos, unos 20 cm nuevos en el bosque. El Pirineo Norte es mágico. Alcanzamos la pista y las cabañas de Arnousse con una sonrisa en el rostro. Ponemos focas y remontamos el valle del mismo nombre en dirección sur. David traza una huella magnífica y foqueamos a placer. En la parte superior esta el paso clave del día. Hay un altiplano justo debajo del collado Mayou. Alcanzar este último parece lo mas evidente. Sin embargo desde allí se baja a Somport, no a Astún. Toca virar al este y alcanzar el Col d´Arnousse por un terreno algo mas tieso y un corto flanqueo final. La bajada final hay que mirársela un poco, va esquivando algún barranco hasta la pista que lleva a la estación. Un tubito lleno de nieve polvo nos da la última alegría del día.

Preciosa circular que disfrutamos un montón. Ambiente invernal, nieve excelente y super compañeros para un día de los de recordar. Celebración en la Casa de la Montaña a la altura de lo vivido.