Bisaurín

 26 de diciembre con Ignacio.

Una nueva visita a una montaña que nunca defrauda. Debo admitir que siempre que alguien me propone venir me da un poco de pereza por lo frecuentado del lugar y por haber estado ya muchas veces. Sin embargo siempre vuelvo a la furgo con una sonrisa de oreja a oreja.

En esta ocasión Ignacio tenía algo de prisa así que cafecito rápido en Puente y para arriba. El Bisaurín es una montaña amable en muchas ocasiones pero que en otras saca a relucir su carácter de alta montaña. Este fue el caso, nada más salir del parking un intenso y molesto viento nos recibe con una bofetada. Ya no nos abandonará durante toda la ascensión hasta alcanzar la cima, momento que nos regalará un maravilloso mar de nubes en la vertiente norte y una atmósfera en calma. El cielo está velado y nubes bajas lo recorren con rapidez empujadas por el fuerte viento del norte. El sol calienta poco así que la pala cimera está dura. Sin embargo, al descender ha "soltado" algo y gozamos como siempre.

Un día en el que disfrutamos de la soledad en una montaña que aun siendo la misma siempre es diferente. Y de nuevo con una sonrisa en el rostro al regresar al parking.

De camino...
Empezando la pala
Las jorobas del Bisaurín

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