Anie

 13 de febrero con Gorri, Sebas, Luis, Laura, Iñigo y Ramón.

La inmensa masa de roca caliza de Larra, uno de los conjuntos kársticos mas importantes de Europa, es un lugar verdaderamente impactante. Amparado por varias figuras legales de protección el paraje es una auténtica joya. Alrededor de 3.000 simas catalogadas, entre ellas la mítica de La Piedra de San Martín, con 1.410 metros de profundidad, dan testimonio de la singularidad del lugar. En el exterior, atormentados pinos negros agarrándose con fuerza a la roca caliza son su principal seña de identidad y constituyen el refugio de sarrios, perdices nivales y de los últimos ejemplares de urogallo del pirineo occidental. Sobre la meseta kárstica sobresalen varias montañas entre las que destaca el Anie/Auñamendi, la montaña totémica del alto Valle de Belagua y del Bearn francés.

Partimos desde la curva helicoidal una buena cuadrilla. Normalmente me gusta disfrutar de la montaña de una manera mas íntima, pero este año todo es diferente. Un buen día de montaña y esquí es también una buena manera de sociabilizar. Avanzamos por las pistas de esquí de fondo siguiendo las indicaciones existentes, hasta el llano de La Contienda, collado de Pescamou... El día es magnífico, algunas nubes altas filtran la luz del sol mientras nos adentramos en las inmensidades del karst. El terreno es conocido, mientras ascendemos recuerdo antiguas solitarias vespertinas en mis años de monitor de esquí en el valle. Grandes recuerdos.

Ascendemos el Anie por su magnífica pala SO. Algunos con esquís, otros con cuchillas, crampones... La nieve está dura y el sol no acaba de transformarla. Disfrutamos de la concurrida cima y esquiamos la pala. Está dura pero la disfrutamos. Una vez abajo ascendemos al hermano pequeño, Añelarra. Desde su cima hacia el sur se contempla la parte más salvaje y solitaria del macizo: la cara norte de Hiru Errege Mahaia, Ukerdi, Budogia... Descenso por nieve dura y nos animamos a subir de nuevo al Anie. A ver si la nieve ha transformado algo más. Sin embargo, las nubes altas no dejan al sol hacer su trabajo y la pala está parecida. Disfrutamos de todas maneras y deshacemos el camino hacia el parking con una sonrisa de oreja a oreja. Un tubito antes del llano de La Contienda es el penúltimo regalo del día. El mega bocata + birra en el refu es el último. Un gran día en super compañía. En estos días inciertos hemos aprendido a disfrutar de cada instante como si fuera el último.

Larra
Nieve dura
Supervivencia
Anie/Auñamendi, la montaña perfecta
Cresta SE del Anie

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